Organizar una cata de vinos es un plan perfecto para disfrutar con amigos. ¿Pero sabes cómo deberías de prepararla? A continuación, te damos las claves para preparar una velada única.
Durante una cata de vino intervienen prácticamente todos los sentidos. La vista, el olfato y el gusto serán los más activos en este proceso. Es importante estar en un lugar bien acondicionado para la cata, con buena iluminación y sin olores que interfieran en la parte olfativa.
Como veremos más adelante, el material de cata también es importante y elegir la copa adecuada para cada vino contribuirá a una mejor percepción del vino. Normalmente tomaremos nota de las distintas fases de la cata y puntuaremos los diferentes parámetros para poder valorar más objetivamente el vino.
No existe solo un tipo de catas de vino y no todas tienen el mismo ceremonial, ni modos de proceder. Podemos diferenciar tres modalidades diferentes:
Es un tipo de cata que se realiza con la base del mismo vino en diferentes añadas, lo que nos permite ver las evoluciones que las diferentes condiciones (clima, horas de sol, cambios en su elaboración…) han matizado a cada vino en las diferentes añadas.
Es la más común. Esta cata está orientada principalmente en degustar vinos de la misma añada o con la misma Denominación de Origen, para establecer diferencias como consecuencia del clima, suelo… Este tipo de cata sería la más aconsejable para aquellos que quieran iniciarse en el mundo del vino.
Es una cata que se realiza con los ojos tapados y con las botellas cubiertas. En ella se busca un catador que no tenga ningún prejuicio sobre los vinos antes de su cata. Conocer aspectos como la bodega, el origen o el tipo de uva pueden marcar diferencias ante una valoración que debe ser objetiva.
Organizar una cata de vinos es un plan perfecto para disfrutar con amigos, en la que además de pasar un rato juntos aprenderéis cosas nuevas sobre el mundo del vino.
Antes nada deberás de buscar una temática para tu cata, con el fin de sacar ciertas conclusiones, observar similitudes, diferencias o, por qué no, derribar mitos. Una vez que la tengamos deberemos de elegir las botellas que vamos a necesitar. Entre 3 o 4 variedades de vino es ideal para llevar la cata a buen término.
La mejor hora para hacer una cata es antes de una comida o de una cena, para continuar degustando el vino y comprobar cómo cambia su sabor con cada comida.
Como norma general el tipo de copa en la que se cate el vino determinará su aroma, sabor, equilibrio y gusto. Para vinos tintos recomendamos una copa amplia con balón grande que permita oxigenarse al vino. Para blancos normalmente serán de balón menos grande y más delgada para conservar mejor la temperatura del vino y aromas. En cuanto a los espumosos la copa deberá de ser estrecha y alargada para proteger la burbuja.
Por supuesto, no hay que olvidarse de contar con un sacacorchos, una hielera en el caso de que fuera necesario mantener el vino a una temperatura determinada y un decantador si hiciera falta.
Además, en la mesa es aconsejable que el mantel y las servilletas sean blancas para apreciar mejor los colores y ofrecer pan o galletas sin sabor que ayuden a limpiar el paladar entre copa y copa. Finalmente aconsejamos preparar unas fichas de cata para que los invitados puedan escribir sus anotaciones sobre ellas.
Durante una cata de vinos, esta es la fase de aproximación al vino. Sirviendo, la copa con una cantidad suficiente para poder valorar el vino, pero sin exceso, inclinaremos la copa 45º y la observaremos sobre un fondo blanco para poder valorar varios factores:
La fase visual nos aportará información del vino como:
El olfato es un sentido que tenemos poco desarrollado por regla general y siempre nos ofrece más dificultades a la hora de percibir los aromas del vino durante una cata de vinos. Para apreciar plenamente el vino realizaremos dos aproximaciones:
En la fase olfativa debemos hablar de 3 grupos básicos de aromas:
Durante la fase gustativa en una cata de vinos evaluaremos varias sensaciones:
Además de estos factores, buscaremos características de los sabores que van en la misma línea que los aromas que hemos descrito con anterioridad.
La primera sensación que vamos a descubrir en esta fase es el ataque. Con la lengua, lo pasamos de un lado al otro para intentar apreciar las sensaciones descritas. Cuando sentimos una sensación de equilibrio podemos valorar el vino como redondo.
Aunque podemos identificar ciertos sabores, para nuestro organismo solo existen 5 sabores básicos repartidos en las distintas zonas de la boca: Dulces (punta de la boca), Amargos (parte posterior de la lengua), Salados (laterales anteriores), Ácidos (laterales posteriores), Umami (centro de la lengua).
Como hemos visto, catar un vino, no es lo mismo que beber un vino. Tome un sorbo y manténgalo en la boca. Retenga el impacto inicial de la entrada y la sensación que produce. Para intensificar la sensación mastique el vino (apreciar los taninos) y aspire aire con los labios ligeramente abiertos.
Teniendo en cuenta estos pasos, estamos seguros de que su cata de vinos será todo un éxito.